Otro inapetente día: mismo lugar, misma hora y mismas personas. —¡Qué aburrimiento! —pensaba Míster Pink mientras observaba cómo aquella pareja se despedía fugazmente. Una escena habitual a esas horas de la tarde. Sí, has oído perfectamente, «Míster Pink». Sus compañeros de trabajo habían decidido bautizarlo con ese peculiar nombre. No se habían esforzado demasiado pues…